viernes, 15 de junio de 2012

Recta final (la de este año)


El arranque oficial de la campaña abre un nuevo ciclo político en Venezuela (el crucial, el decisivo): es la recta final del proceso electoral. En ella se definirá con cuántos venezolanos convencidos continuará el proyecto de construcción de un modelo de país y de humanidad iniciado en 1998.
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No es exageración ni exceso de optimismo. Tal vez el ojo no está tan alerta con las claves y definiciones puestas en la mesa. Lo de “modelo de humanidad” es una conclusión a la que se llega mediante un simple acto de verificación de datos objetivos. En Venezuela está ocurriendo algo que no ha sucedido nunca en ningún otro país (la demolición, lenta pero sostenida, de unos cuantos paradigmas perversos enquistados acá desde hace siglos) y eso le da a “esto” carácter de revolución planetaria y no sólo de expresión local de las luchas del ser humano rebelde.
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En cuanto a la cantidad de personas mayores de 18 años que se han sumado con mayor o menor grado de participación a esta fase del proceso venezolano, aludo a dos puntos aparentemente contradictorios: 1) a la necesidad de sumar la mayor cantidad posible de voluntades dispuestas a continuar el proyecto con un aliado en el poder, y 2) a otra necesidad alterna: la de entender que, si ocurriera algún cataclismo o accidente que desaloje del poder a los factores aliados, tenemos otra tarea enorme y es la de organizarnos en resistencia. Ganar las elecciones del 7 de octubre de este año es para los constructores del futuro algo importante, necesario, vital, y todo o casi todo parece indicar que esto ocurrirá de manera apoteósica (dramática para algunos).
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Pero hay otro momento de nuestra historia que debe preverse, analizarse, pensarse y discutirse con toda responsabilidad: el momento en que debamos poner en práctica lo aprendido en materia de organización del pueblo para el pueblo, en las formas de autogobierno, en la gradual demolición del viejo Estado y el salto audaz hacia otra forma de organización popular: el sueño de Chávez y del chavismo más consciente es uno donde el Estado, tal como lo concebimos hoy, abandona sus funciones mastodónticas y le deja al pueblo la misión de construir. ¿Qué hacemos con ganar y ganar y ganar elecciones si no ensayamos el cómo continuar y continuar y continuar como pueblo y no como aplaudidores de jefes?
Es una tarea larga pero debe discutirse desde ahora. Un “ahora” que pasa por el esfuerzo titánico en procura de la victoria chavista del 7 de octubre.
¿Y si perdemos? Pues habrá que continuar la tarea pero en condiciones más duras, terribles y sangrientas. Pero habrá que continuarla. Nadie dijo que la Revolución es algo que sólo puede hacerse con un aliado en Miraflores.

3 comentarios:

Allan Vega dijo...

Estoy de acuerdo con mucho de lo que dices pero me pierdo cuando dices: “el sueño de Chávez y del chavismo más consciente es uno donde el Estado, tal como lo concebimos hoy, abandona sus funciones mastodónticas y le deja al pueblo la misión de construir.” Esta disolución del Estado es anarquismo, y aunque veo al anarquismo como un sistema agradable no creo que pueda nacer de un poder centralizado y rígido como lo es el militar. En el chavismo no existe espacio para criticas y solo llamarlo “chavismo” me dice quien es la figura central. Ahora si anarquismo no es a lo que te refieres, ¿entonces que o quien ocupara el papel del Estado? No se puede cambiar un sistema de autoridad por otra y pensar que llevara a la utopía. Esas cosas no existen.

JRD dijo...

Allan. El ejercicio reflexivo que propongo tiene un requisito: discutir cómo podría funcionar esta sociedad cuando nosotros (tú, yo y los que nos formamos en capitalismo) ya no estemos acá. Si planteas que con las personas y estructuras existentes a esta fecha es imposible una sociedad anarquista (acrática o de democracia directa, prefiero llamarla) estoy de acuerdo contigo. Pero en un período de tiempo tan corto como 60 años ya habrá otros actores, otras formaciones sociohistóricas y otras definiciones. Es cierto que el chavismo HOY consiste en el agradamiento del Estado. Pero este Estado en unos pocos años ya no será viable (ni en Venezuela ni en ninguna otra parte), por lo que adquiere una enorme importancia el proyecto paralelo y metaestatal del chavismo: la construcción de un Estado comunal. Este será el que sobreviva cuando ya no haya Chávez ni cúpulas militares ni empresariales. No pases por alto el hecho de que la Historia es una secuencia en la que un sistema da paso a otro distinto, aunque nace del anterior: el feudalismo, el esclavismo, el capitalismo industrial, el capitalismo post industrial, lugeo "esto" que estamos construyendo y que todavía no tiene nombre.

Allan Vega dijo...

Amigo,

Entiendo muy bien tus puntos. Me agrada que otras personas compartan mi entusiasmo por llegar a un estado comunal. Pero también me considero realista, y la historia nos enseña que esos proyectos se convierten caóticos cuando son implementados. Quizás pueda funcionar a nivel municipal pero no creo que pueda funcionar a nivel nacional. Los intereses individuales y sociales son muchos y varean demasiado, por esa razón la “recta final” es una ilusión. Tampoco es saludable idolatrar a una persona como lo hace el chavismo. Este tipo de adoración al gran líder, libertador, o al mismo capital no debería de existir en una sociedad realmente libre. Todas estas cosas son vías de sumisión. En Caracas no veo rastros de un sistema anarquista o democracia directa, como tú prefieres llamarlo. Caracas es una ciudad donde uno tiene que estar pilas por que si no te toman el pelo. No veo nada de compasión o cooperación para trascender a un modelo comunal. Primero me imagino que debería haber una izquierda libertaria y anti-autoritaria, pero eso no existe. Entonces, al apoyar más autoridad y pensar que llegaremos a un sistema de menos autoridad es una contradicción. El Estado cuando ocupa tanto poder se convierte en un aparato sofocante muy similar al feudalismo, y su único interés es mantener ese poder. Esa es la verdadera recta final del Estado, mantener el poder y a sus sujetos obedientes. Eso no lo digo solo por Venezuela porque aplica a todo país.

Muchas gracias por el dialogo y aunque compartimos ciertos ideales es normal que lleguemos a conclusiones diferentes. ¡Saludos!